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Algo falta

La mayoría de los cerveceros artesanales checos parecen estar satisfechos con el modelo brewpub. O sea, si alguien quiere probar sus cervezas va a tener que ir a la fuente o, si tiene la suerte de vivir en Praga, esperar que algún lugar la traiga. Muchos embotellan sus cervezas solamente en PET de 1.5l, más con la idea de que los visitantes se las lleven como regalo o souvenir que para algo para poder guardar por un tiempo y sentarse a degustar tranquilo. El tipo de envase no permite una guarda demasiado prolongada. Son unos pocos los que envasan en botellas de vidrio, que igual sólo suelen poder conseguirse en la cervecería.

Es así que cuando vi unas botellas de Harrach en Pivovarský Klub no dudé en comprar una a pesar del elevado precio (a lo que voy a volver más tarde).

La cerveza es de un color ámbar claro, casi dorado, turbio. Aromas a caramelo, frutas y mucho cítrico, muy agradables y frescos. Al tomarla se sigue sintiendo caramelo que por momentos parece que va a ser abrumado por un intenso amargor cítrico herbal, pero nunca llega a serlo. El final es una mezcla bien balanceada de todos los sabores. Me gustó mucho.
No sé si se habrán dado cuenta de que no mencioné ningún dato técnico de la cerveza. No es que me olvidé de anotarlos es que no tengo manera de saberlos. La botella carece de todo tipo de información. Cuando la compré no sabía si me estaba llevando una rubia, roja o negra (ponerla a contraluz descartó esta última opción). Y todavía no estoy seguro de qué cerveza se trata. Una lager, casi seguro, malta de cebada y lúpulo, podría decir sin miedo, 14°balling, es posible (no es que tenga un paladar tan refinado, pero estaban tirando una cerveza de así cuando la compré), pero no dejan de ser inferencias.

Entiendo que los costos no les den para imprimir etiquetas autoadhesivas, o simplemente que no quieran hacerlo por cuestiones estéticas, pero podrían poner un folletito atado al cuello de la botella que nos cuente un poco más sobre la cervecería y sus productos, en especial el que compramos, y más aun cuando tenemos que pagar 93CZK por él.

Sí, 93CZK por una botella de cerveza artesanal checa. Si los vale o no, es algo que dejo que ustedes decidan, pero si me preguntan, no. No por la caliada en sí misma, sino porque, además del tema de la información, fácilmente podría haber sido más barata. Pivovarský Klub no se caracteriza por precios bajos en sus cervezas embotelladas, pero tuve que creerles cuando me dijeron que habían comprado las botellas a precio minorista, a lo cual le tuvieron que agregar su margen. No es la primera vez que oigo algo parecido, no de Harrach, sino de otras cervecerías. Me gustaría saber qué es lo que están pensando.

A veces pienso que Evan Rail es un poco demasiado duro con los cerveceros artesanales checos y su ingeniudad marketinera, pero casos como éste me hacen darme cuenta que no está tan errado.

Na Zdraví

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